Nuestras técnicas

La toxina botulínica actúa relajando la musculatura sobre la que se asienta. Así, el músculo ve comprometida su capacidad de contraerse, lo cual limita su movilidad. Al lograr este efecto, deja de producirse el plegado de la piel, evitando la formación de arrugas. Este es un fenómeno reversible, y únicamente afecta a los músculos tratados. El bloqueo producido no genera una parálisis total de la musculatura -lo que provocaría una pérdida de la mímica facial-, sino que permite un cierto movimiento, dejando intacta la capacidad del individuo de expresar sus emociones. 

El tratamiento con bótox en Medicina Estética es uno de los que mayor satisfacción produce en pacientes y profesionales, debido a lo confortable, seguro y, por encima de todo, efectivo, que resulta. De hecho, una sesión no se prolonga más allá de 20 minutos, se tolera perfectamente bien, permite al paciente reincorporarse a la rutina diaria de inmediato, y no exige apenas cuidados posteriores. Los resultados se instauran en 48-72 horas, y tienen una duración media de entre 15 y 20 semanas. En condiciones normales, los efectos secundarios son excepcionales y de nula importancia clínica -y por supuesto tratables y reversibles-. Existen escasas contraindicaciones, siendo algunas de ellas el estado de gestación o lactancia de la mujer, o ciertas enfermedades que afectan directamente a la contracción muscular. El tratamiento con toxina botulínica es perfectamente compatible con el resto de las técnicas empleadas en Medicina Estética, lo que permite ser una alternativa o un complemento a otras opciones que manejamos habitualmente en nuestra consulta.

Para un buen remodelado facial el empleo de implantes de relleno  constituye a día de hoy uno de los pilares fundamentales de la Medicina Estética.

El relleno o «filler» es un gel totalmente biocompatible que se integra en la piel ocupando un espacio, lo que da lugar a una reestructuración de la región tratada.  En función del área de tratamiento, y de las necesidades propias de cada paciente, se seleccionará un determinado subtipo de gel u otro, a fin de conseguir los resultados más satisfactorios.

Una característica común a los diferentes implantes de relleno empleados es la temporalidad de los efectos, lo que confiere plena seguridad al paciente y garantiza la ausencia de reacciones adversas a medio y largo plazo. Son todos ellos materiales que el sistema de defensa del organismo reconoce como propios, por lo que no generan ningún tipo de rechazo.

Pasados unos meses desde su implantación, son degradados de forma natural hasta desaparecer por completo. Los tipos de fillers que manejamos en nuestra consulta son los siguientes:

• Ácido hialurónico (Juvederm TM, Teosyal TM, Restylane TM): Es el relleno por excelencia, el más empleado a día de hoy y el más efectivo cuando buscamos un aumento de volumen. Posee gran capacidad de retener agua, y es al hidratarse cuando multiplica sus dimensiones proyectando el area sobre la que se ha infiltrado. También se le atribuyen propiedades hidratante y rejuvenecedora sobre la piel.

  Según el grado de reticulación al que haya sido sometido, variarán la consistencia del gel y la duración de los efectos, y es tarea del especialista individualizar los tratamientos seleccionando en cada caso el hialurónico más adecuado.

• Policaprolactona (Ellansé TM): Su gran poder estimulador de fibras de colágeno y elastina (proteínas que conforman la estructura de la piel) le permite ser considerado uno de los materiales más efectivos en técnicas de rejuvenecimiento,  permitiendo una mejoría de la calidad de la piel al contrarrestar la flacidez cutánea secundaria al paso de los años. Por su parte, el colágeno creado también tiene un efecto voluminizador, ya que se dispone tridimensionalmente y permite proyectar áreas o rellenar surcos presentes en la piel. La duración de los efectos también varía en función del grado de procesamiento, no siendo nunca inferior a los 12 meses. 
• Hidroxiapatita de Calcio (Radiesse TM): Otro clásico material de relleno con efecto tensor, que también se emplea para suavizar arrugas o para realzar áreas como los pómulos o la barbilla. Se puede aplicar siguiendo diferentes técnicas, en función de cuál sea el objetivo del tratamiento. La hidroxiapatita es un componente que el mismo ser humano crea a diario, por lo que la seguridad que ofrece su implantación es total, y los resultados de su implantación, que habitualmente se prolongan entre 10 y 12 meses, ofrecen a rostro, cuello o dorso de las manos  un aspecto rejuvenecedor con un altísimo grado de naturalidad. 
• Agarosa (Algeness TM): Un nuevo concepto de gel de relleno, reformulado recientemente, como alternativa al ácido hialurónico. Implante polivalente, es el “filler” con menor número de impurezas, ya que carece de aditivos químicos o agentes reticulantes que puedan producir alteraciones en las pieles más sensibles y reactivas. Los efectos son superponibles a los del propio ácido hialurónico en apariencia y duración, por lo que su eficacia está totalmente garantizada, con la gran ventaja de que, al no captar agua, el aspecto que la zona presenta al concluir la sesión es prácticamente el que se va a evidenciar en adelante, no teniendo que esperar a su estabilización para poder valorar los resultados. 
• Carboximetilcelulosa (Erelle TM): En pacientes cuyas características contraindican el tratamiento con ácido hialurónico, sea por sus antecedentes médicos (personas con fiebre reumática) o medicoestéticos (individuos a quienes el implante con hialurónico le dura menos tiempo del esperado por la rápida actividad de los agentes que lo degradan), la carboximetilcelulosa (CMC) es de elección para el tratamiento de arrugas y de pérdidas de volumen, logrando resultados gratificantes y duraderos. Su inocuidad le permite combinarse sinérgicamente a otros materiales de relleno (hidroxiapatita de calcio, policaprolactona, etc.) en preparados comerciales autorizados tanto por la FDA como por la CE. En ellos, la CMC actúa  como agente vehiculizante dando volumen a las estructuras tratadas, y el componente asociado aporta el efecto reafirmante a la piel.

Han recibido multitud de nombres, desde hilos japoneses o coreanos (por su procedencia) hasta hilos mágicos (por sus resultados) o de dermosustentación (por su mecanismo de acción). En esencia, son verdaderos “filamentos” de un material denominado polidioxanona (PDO), componente empleado desde hace décadas para suturar las incisiones realizadas en cirugías y microcirugías de diferentes especialidades, como la oftalmología o la cirugía cardíaca.

El tratamiento en sí consiste en infiltrar superficialmente estos hilos, ayudados de una fina aguja en la que van insertados y que nos sirve de fiador. Es una técnica basada en el conocimiento anatómico del área a tratar, así como de las líneas de tensión cutánea.  Los hilos permanecen en la dermis varias semanas hasta desintegrarse por completo, creando a su alrededor un entramado de fibras de colágeno que se dispondrá a modo de armazón y que conformará un elemento de sustentación que mejorará el grado de turgencia de la piel. La sesión tendrá una duración variable, normalmente entre 45 y 60 minutos, según el área a tratar. Los efectos, como en cualquier estimulador de colágeno, tardan de 2 a 3 meses en empezar a evidenciarse, y es a partir de entonces cuando se puede evaluar el resultado y plantear un seguimiento a medio y largo plazo. 

Debido a la flacidez y a la ley de la gravedad, con el paso del tiempo la forma del óvalo facial se va perdiendo dando paso a un descolgamiento de la piel más evidente en la región de la mandíbula. Con fines de revertir este efecto, en casos incipientes –leves o moderados- de pérdida de definición del contorno del rostro, existe una alternativa al lifting quirúrgico que conocemos con el nombre de suturas de dermosustentación.

Este tratamiento, ejerciendo un mecanismo de tracción hacia detrás y hacia arriba de las estructuras de sostén ubicadas en los planos más profundos de la dermis, logra un estiramiento de la piel similar al que se consigue con la cirugía evitando los riesgos que esta conlleva, y minimizando tanto los costes de la intervención como los períodos de recuperación. 

Las suturas consisten en unas hebras de un material totalmente biocompatible y reabsorbible, -polidioxanona (PDO), ácido poliláctico (PLA), o policaprolactona (PCL)- surcados por unas formaciones espiculadas o cónicas, que permiten su anclaje al tejido celular subcutáneo (capa más profunda de la piel) a fin de conseguir que la tracción ejercida se prolongue durante períodos de tiempo superiores a los 18 meses. Alrededor de las suturas se crea una fibrosis, es decir, un entramado de fibras de colágeno, responsable de que se estabilicen y perpetúen los efectos a medida que se van desintegrando los hilos implantados. Dada la inocuidad del material empleado, es excepcional el riesgo de desarrollar efectos adversos severos (rechazo del organismo al producto, migración del implante a otras zonas o infecciones locales en el área del tratamiento). 

Peeling es un término anglosajón que significa, literalmente, pelar. El peeling es un tratamiento que realizamos con fines de renovación cutánea. Mediante la aplicación de una fórmula química en formato mascarilla o fluido, cuyos componentes actúan directamente sobre las capas más superficiales de la piel, se acelera el proceso de recambio celular, eliminando las células muertas, y logrando un efecto rejuvenecedor y de evidente luminosidad del área tratada.  

En función de los agentes empleados, así como de su concentración y del tiempo de exposición a estos, los peeling pueden ser más o menos profundos (es decir, pueden afectar a un número mayor o menor de capas de piel), y pueden tener diferentes indicaciones: así, hay peeling despigmentantes (para aclarar las manchas de cualquier origen), peeling seborregulador (para control de la secreción grasa, así como de las lesiones activas o residuales de acné), peeling antienvejecimiento, etc. 

Los peeling son, debido a su amplio abanico de indicaciones, un conjunto de tratamientos muy versátil. No obstante, como acto médico que es, ha de conocerse bien y tener en consideración sus contraindicaciones y efectos adversos, con el fin de lograr los mejores resultados evitando complicaciones. Por ello, previamente al tratamiento se realiza una valoración médica del paciente y se evalúan las opciones más adecuadas. 

Una sesión de peeling tiene una duración aproximada de unos 30 minutos. Una vez desmaquillada y limpia de impurezas, se somete a la piel a una o varias capas del agente exfoliante durante un tiempo determinado, el cual dependerá de diferentes factores (naturaleza de la sustancia aplicada, tipo de piel, finalidad del peeling, etc). En el momento en el que el agente ha penetrado en la piel y su efecto ha sido completamente neutralizado, se aplica una mascarilla hidratante y regeneradora que ayuda a que la reepitelización de la zona tratada sea óptima y precoz.

Tras la sesión, la paciente puede reincorporarse de inmediato a su rutina, y los cuidados posteriores, aunque variables según el tipo de peeling, siempre incluyen una hidratación mantenida y una cuidadosa protección solar. Para los peeling superficiales suelen recomendarse sesiones repetidas, en número no inferior a 5 o 6. Para los peeling medios, el número de sesiones se limita a 3-4 por tratamiento. 

El término “mesoterapia” o, técnicamente, «intradermoterapia», hace referencia a una técnica mediante la cual el fármaco o cóctel de fármacos implicados van a realizar su función exclusivamente en aquella región donde han sido inoculados. La mesoterapia, pues, consiste en infiltrar uno o varios principios activos en una región determinada, con el fin de que los efectos propios de dichos principios activos se desarrollen únicamente en el área tratada. Es una técnica que data de mediados del siglo XX. En un principio se empleó con fines curativos de diferentes enfermedades, y, con posterioridad, se extendió a otras áreas de la medicina. En la actualidad, la mesoterapia se emplea con gran asiduidad en Medicina Estética, y es útil para tratar aspectos tanto de la Medicina facial antiaging como de la Estética corporal.

Según cual sea el objetivo, se emplearán unos fármacos (o productos sanitarios) u otros, que se inoculan en las capas medias o profundas de la piel mediante microinyecciones con aguja de muy fino calibre.

• Mesoterapia facial antiaging:
  En medicina antienvejecimiento nuestra finalidad suele ser la de hidratar la piel, la de darle luminosidad y/o la de conferirle mayor consistencia y elasticidad. De esta manera, entre los agentes más comúnmente utilizados encontramos el ácido hialurónico (con función principalmente hidratante aunque también estimulante de la formación de colágeno), los complejos vitamínicos y minerales (con notable influencia en la luminosidad de la piel), o el silicio orgánico y el DMAE (con fines reafirmantes).

  La sesión no se suele prolongar más allá de 20 minutos, y se completa con la aplicación de una mascarilla con agentes hidratantes y nutritivos, a fin de potenciar el impacto de las propias infiltraciones.

  Con la mesoterapia no se busca un efecto concreto, ni este es muy evidente a la vista. Realmente lo que estamos llevando a cabo es un aporte de nutrientes que enriquece el cutis, reforzándolo y mejorando su calidad. No es, pues, un tratamiento específico para quitar manchas, disimular líneas de expresión, o proyectar estructuras del rostro, sino que actúa de un modo global iluminando, hidratando y/o reafirmando nuestra piel. Las zonas de tratamiento más habituales son la cara, el cuello, el escote y el dorso de las manos. En función del objetivo que nos marquemos en cada caso distinguimos entre mesoterapia antioxidante y mesoterapia de hidratación.

• Mesoterapia antioxidante e iluminadora: 
  Dentro de las diferentes opciones de revitalización, para aquellos rostros más apagados o de tonalidad cetrina, o simplemente en los casos de individuos expuestos con asiduidad a factores oxidativos (tabaco, exposición solar, alto grado de stress, polución ambiental,…), la mesoterapia con agentes antioxidantes es la más indicada, ya que tiene como finalidad proporcionar resplandor a la piel, aportándole frescura y luminosidad. Los preparados que se infiltran son verdaderos cócteles que incorporan un elevado número de componentes, entre los que encontramos vitaminas, minerales y precursores de proteínas, que intervienen en las reacciones enzimáticas implicadas en todo este complejo proceso de regeneración cutánea.

  Para este tipo de mesoterapia, habitualmente se suelen recomendar de 2 a 4 sesiones como tratamiento inicial, separadas entre sí pocas semanas. Posteriormente se realizan infiltraciones de mantenimiento cada 3-4 meses, con el objetivo de mantener los resultados obtenidos.

• Mesoterapia de hidratación: 
  Las pieles más deshidratadas y, en general, aquellas surcadas por líneas o arrugas finas, pueden beneficiarse del tratamiento con micropunciones de ácido hialurónico purificado de alto y bajo peso molecular. Este elemento es un glicosaminglicano integrante de la dermis, que, debido a su capacidad de retención del agua y de estimulación de fibras de colágeno y elastina, contrarresta la sequedad cutánea y contribuye al rejuvenecimiento de las áreas tratadas al devolverles tersura y elasticidad. El ácido hialurónico es procesado mediante técnicas de reticulación (tecnologías VYCROSS® y RHA®) o de estabilización (tecnología NASHA®) con fines de optimizar los resultados y la durabilidad de los efectos.

  La mesoterapia de hidratación requiere entre 2 y 4 sesiones al año, en función, por una parte, del grado de sequedad de piel o de la intensidad del daño cutáneo que presente nuestra paciente, y por otra del nivel de reticulación o estabilización del ácido hialurónico empleado.

• Mesoterapia corporal: 

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